El Feng Shui es una disciplina muy antigua. Su esencia se basa en comprender las leyes de la naturaleza y recrearla en aquellos espacios vitales creados por el hombre. Su intención al proponer las distintas “curas” es que el ser humano en sus espacios vitales reproduzca la naturaleza de tal manera que resulte beneficioso para ambos. Por un lado, no se altera el ritmo propio de la naturaleza, y para el ser humano es recordar que somos uno con ella.

Feng Shui significa viento y agua, y el elemento clave que utiliza para recrear la naturaleza y proporcionar armonía en el entorno es el Chí, o energía vital.

Esto es lo que se puede trabajar y modelar para lograr armonía.

El Chí está presente en cada uno de los objetos, en nuestro barrio y dentro de nuestras casas, en los 5 elementos, y en nosotros mismos. Nuestros pensamientos y emociones también transmiten el Chí. Somos creadores de energía y la proyectamos a nuestro entorno.

El Chí puede tomar dos formas, el Yin y el Yang, que conforman un todo. El retroceso y el avance, la contracción y la expansión, la tierra y el cielo, lo femenino y lo masculino, la oscuridad y la luz, el frío y el calor, la muerte y la vida. Todo desbalance se va a manifestar en los 5 elementos.

Por eso quiero que nos detengamos aquí, en estos momentos en los que como planeta estamos en crisis, y la vida tal como la conocemos está amenazada.

Como seres humanos podemos ser creadores de la realidad. Por eso necesitamos conectarnos con esa capacidad creadora y con los elementos de la naturaleza.

El objetivo de este post es, por un lado, observar lo que estamos viviendo en la tierra como planeta, pero por otro, que fijemos nuestra mirada por un instante en el cielo, y lo que nos propone. Mi intención es que podamos utilizar las fuerzas del cielo y de la tierra a nuestro favor, como lo haría un antiguo maestro de Feng Shui, y conectemos con los 5 elementos. Se dicen que existen tres fortunas: las del cielo, las de la tierra y las de los hombres. No solo somos simples observadores, sino que tenemos poder sobre lo que nos sucede, no todo está dado desde el cielo o materializado desde lo terrenal. ¡Nosotros somos creadores!

Se habla en el mundo astrológico de la gran conjunción Saturno-Plutón en capricornio. Todo esto se da en sincronicidad con un eclipse de luna en cáncer.

Me gustaría hablar en esta oportunidad sobre la luna. Según su significado astrológico, representa a la madre, al nido, al hogar, aquello que es vulnerable y necesita ser protegido. Habla de antepasados y del terruño. Domina sobre las aguas, sobre todo esta luna que se encuentra en el cielo bajo el signo de cáncer. Sus aguas son aguas limpias, nutricias, dadoras de vida.

Una luna llena en momento de eclipse nos permite observar no solo nuestro lado luminoso, sino que nos permite ver aquellas cosas que también forman parte de nosotros y están presentes en nuestra penumbra. Este eclipse nos permite ver nuestras conductas, hábitos y rutinas que mantenemos en nuestro subconsciente, en nuestra oscuridad. Es una oportunidad para verlas y tomar consciencia de ellas con una oportunidad de cambio para aquellos hábitos y costumbres arraigadas que como tribu nos mantienen en conductas destructivas.

Nos puede acercar esta lunita transitando el signo de cáncer a nuestros ancestros, a nuestros pueblos originarios de américa que le hablaban a la naturaleza. Esta madre naturaleza está representada por la Pacha Mama, que no es la única madre elemental. La Pacha Mama es la madre tierra.

Existe otra madre elemental, la madre de todas las aguas, Mamá Cocha. Representa todo el mundo femenino, el mar y los ríos. El agua de lluvia que cae sobre la tierra y es tan necesaria para fertilizarla. El agua que da vida y todo lo limpia.

Lluvia necesaria para aliviar los incendios, aguas mansas para bajar inundaciones.

Hablémosle a Mamá Cocha, como hacían y aún hacen estos pueblos originarios. Hablémosle con palabras de amor al agua, que no está dormida, y hoy está más viva que nunca.

Tomemos un vaso transparente y llenémoslo de agua. Busquemos un lugar tranquilo donde no podamos ser molestados y hablémosle con toda la dulzura de la que somos capaces. Recordemos que nosotros somos agua, y somos uno con ese vaso que sostenemos en nuestras manos. Pidámosle perdón a esa agüita. Pidámosle que nos limpie. Agradezcámosle por la vida, y démonos permiso para crear milagros junto a ella, y llevar bendiciones a cada ser vivo sobre este planeta.

Honremos a la madre, a esta Mamita Cocha. Valoremos la tierra como fuente y hogar. Honremos a la madre en todos los planos, emocional, biológico y espiritual. Nuestra tierra, nuestra madre, no solo es un recurso a explotar. El cielo nos marca que ya es tiempo para modificar el daño que le hacemos al agua de nuestro planeta, a nuestra agua. Tiempo de modificar hábitos y de adquirir nuevos más respetuosos con la naturaleza. Tiempo de acción.

El agua es nuestra fuente de vida y un regalo sagrado, cuidémosla.

¡ Gracias por compartir !


Un Saludo
Carmen, Asesora profesional de Feng Shui.

¿Te gustaría realizar una consulta de Feng Shui para tu hogar?
¡Comunícate conmigo!