Una de las cosas que más me gusta hacer es cocinar. No sé si lo hago bien o mal, o incluso si es rico lo que cocino. En general no he recibido quejas, así que calculo me defiendo bastante bien…
Hay recetas complicadas y otras fáciles que cualquiera puede hacer.
Lo primero es prender el fuego, colocar agua y sal en una olla, y dejar calentar hasta el punto del hervor, y ahí recién, colocar el arroz.
Pensemos en esa imagen. El arroz cayendo en el agua dentro de la olla. En ese instante, seguramente saldrá una pequeña nubecita de vapor.
Ese vapor que pasa desapercibido, porque nos quedamos pendientes de los veinte minutos que tarda el arroz en hacerse, y queremos comer. Rápido si es posible, para continuar haciendo lo que estábamos haciendo.
Todos hacemos arroz en esos días a las apuradas, cuando no sabemos que cocinar, y no nos vamos a quedar pensando en el vaporcito…
Ese vapor que nadie mira pero que está presente, puede quemarnos si no lo tenemos en cuenta, o puede impregnar nuestra casa de un agradable aroma a comida, que invite a la gente que pasa a quedarse.
Los chinos, que sí tenían el tiempo para contemplar el vapor de la olla, dejaron esta idea en forma un ideograma, que es la base en la que se sustenta el Feng Shui, y otras filosofías orientales.
¡ Gracias por compartir !
Un Saludo
Carmen, Asesora profesional de Feng Shui.
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