Una de las cosas que más me gusta hacer es cocinar. No sé si lo hago bien o mal, o incluso si es rico lo que cocino. En general no he recibido quejas, así que calculo me defiendo bastante bien…

Hay recetas complicadas y otras fáciles que cualquiera puede hacer.

Pensemos en una fácil, a ver a ver… el arroz. Así. Blanco.

Lo primero es prender el fuego, colocar agua y sal en una olla, y dejar calentar hasta el punto del hervor, y ahí recién, colocar el arroz.

Pensemos en esa imagen. El arroz cayendo en el agua dentro de la olla. En ese instante, seguramente saldrá una pequeña nubecita de vapor.

Ese vapor que pasa desapercibido, porque nos quedamos pendientes de los veinte minutos que tarda el arroz en hacerse, y queremos comer. Rápido si es posible, para continuar haciendo lo que estábamos haciendo.

Todos hacemos arroz en esos días a las apuradas, cuando no sabemos que cocinar, y no nos vamos a quedar pensando en el vaporcito…

Ese vapor que nadie mira pero que está presente, puede quemarnos si no lo tenemos en cuenta, o puede impregnar nuestra casa de un agradable aroma a comida, que invite a la gente que pasa a quedarse.

Los chinos, que sí tenían el tiempo para contemplar el vapor de la olla, dejaron esta idea en forma un ideograma, que es la base en la que se sustenta el Feng Shui, y otras filosofías orientales.

Qì

Este símbolo Qí o Chí quiere decir literalmente “el vapor que sale de la olla donde se está cociendo el arroz”. Pero su traducción más conocida es la de aliento o energía vital. Al mirar el ideograma parece una ollita con tapa, con el vapor saliendo con la forma de dos palitos…
Lo que hacemos con el feng shui es orientar ese “vaporcito que sale de olla” de una manera favorable para que nuestro hogar tenga una energía positiva, y que recorra todos los rincones de ella, impregnándola por completo, porque aunque no la veamos, la energía está.
Para eso nos ayudamos de la disposición de los muebles, los colores, la ubicación de las puertas, etc.
Está el vapor que nos quema, que se llama Sha Qí, puede enfermarnos, provocar discusiones, falta de crecimiento y toda clase de desarmonías.
Pero por suerte, tenemos ese vapor con olorcito a rico, o Sheng Qí, que es positivo, y hace que la gente se sienta bien y tenga armonía en su vida.
Pero el feng shui también considera que no todos somos iguales, y que todos tenemos una energía propia distinta. Lo que es bueno para uno puede no serlo para otro.
Porque todos tenemos dentro una ollita, y es por eso que a todos nos sale distinto el arroz.

¡ Gracias por compartir !


Un Saludo
Carmen, Asesora profesional de Feng Shui.

¿Te gustaría realizar una consulta de Feng Shui para tu hogar?
¡Comunícate conmigo!