Seguro que tenés un cajón para las medias.
 Te propongo que lo abras y mires adentro. Vas a encontrar de todo.
Vas a ver que encontrás medias con su par correspondiente, arrolladitas y dobladitas bien prolijo. Puede ser que algunas estén sueltas, por separado.
Algunas medias serán abrigaditas para el invierno. Zoquetitos más finitos para el verano. Medias lisas, de colores, blancas, negras y rayadas. Medias nuevas, medias viejas. Alguna que otra con un diseño loco quizás…
También vas a encontrar que alguna que otra haya perdido a su compañera, y la guardaste ahí a la espera de un reencuentro… Incluso puede ser que haya medias en él que pertenezcan a otra persona y hayan aterrizado a tu cajón distraídamente…

Y todos tenemos esas medias que ya no usamos, que están todas rotas con el dedo afuera, y que nos da vergüenza usar y no nos las ponemos ni en los días nublados….
Estas medias están aquí, y muchas veces ni siquiera sabemos que todavía las guardamos.
Ocupan lugar en nuestro cajón, y sin embargo, ya no sirven para nada. Encima, aumentan el caos a ese cajón que es difícil mantener ordenado y no dejan espacio para otras medias nuevas que podríamos guardar en él.
Muchas veces hacen que no encontremos la media que buscamos, y que siempre agarremos la primera que viene a nuestras manos al vestirnos por la mañana.
Eso mismo pasa en nuestro hogar.
Todos tenemos en ese rinconcito de la casa que nunca ordenamos objetos inútiles, rotos, feos, devoluciones eternamente por devolver, cosas viejas… de todo.
Piensen… ustedes, que es lo que guardan. Para qué, para cuando, para quién...
Piensen en por qué lo conservan.
¿Pereza? ¿Falta de tiempo? ¿Por si acaso? ¿Por costumbre? ¿Por la sensación de seguridad que nos da conservar cosas, aunque nos sean inútiles, solo porque siempre estuvieron allí?
¿Es quizás el miedo de no poder conseguir algo mejor que eso, que en realidad es inútil?
Muchas veces ese guardar por si acaso esconde detrás una necesidad de racionalizar nuestro presente para de alguna manera asegurarnos un futuro que todavía desconocemos. Una cosa incierta.
¿Miedo a lo nuevo?
¿Qué es lo que nos restringimos en nuestro presente y no entregamos?
Necesitamos soltar esas medias viejas que ya no sirven para colocar en su lugar unas nuevas. Pero para eso necesitamos mirar el cajón, sacar todas las medias, doblarlas, clasificarlas, y decidir cuál volvemos a colocar en el cajón y cual se va a la basura.
Eso mismo les propongo que hagan en su hogar. Mírenlo. Que es lo que no les da utilidad. Tomen la decisión y sáquenlo.
Esa limpieza física tiene relación con una limpieza interior. Es importante que tomes consciencia y te permitas sentir esta limpieza externa e interna.
Al vaciar permitís entrar lo nuevo. Sacar para poder llenar.
Si guardas siempre tenés las mismas cartas para jugar. Nada cambia.
Aprender a vaciarse y revisar todo nuestro interior, sin miedos. Sin dejar ningún rincón del cajón de medias sin revisar. Entregarse, que lo que viene siempre es bueno. Siempre tiene el potencial de ser mejor.
¿Por qué ser menos?
Si no revisamos y soltamos lo inútil es porque no confiamos en el proceso de la vida y en nuestra propia capacidad de reinventarnos.
Y la realidad es que en la vida nada es estático y todo cambia de un segundo a otro.
Si no hacemos espacio sacando lo viejo, las cosas nuevas nunca entrarán a nuestras vidas.
Tan básico y fácil de ver y comprender para las cosas materiales, y tan difícil de aplicar a nuestra propia forma de vida, a nuestros pensamientos, a nuestro modo de actuar.
Aprovechemos este domingo de lluvia para revisar nuestros cajones y deshacernos de todo lo que ya no queremos en nuestras vidas. ¡A soltar y a dejar ir sin miedos!
¡ Que lo mejor está por venir !

¡ Gracias por compartir !


Un Saludo
Carmen, Asesora profesional de Feng Shui.

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